sábado, 30 de agosto de 2008

El cuervo disecado



Juicio Final

(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

Pereciendo entre profundas pesadillas,
llega a mi mente tu dulce rostro,
no se disipa el dolor inquisidor en mi pecho,
mi mirada entre mis manos temblorosas
buscan en el oscuro vacío todo tu resplandor,
más el frío atrapante de la ventana me llama
hacia fétidos olores de una ciudad muerta,
es así que contemplo el terrible perjuicio:
una sangrante herida a mitad del pavimento,
que desprende azufre del ardiente purgatorio,
en tanto, deformes mensajeros del mal
sobrevuelan entre los edificios derretidos,
sembrando iniquidades entre los débiles,
desgastando la fe de los más sabios,
punzando a los pecadores en el ojo del alma
con sus horquillas oxidadas de tentaciones...
ese viento perturbador que llega a mi cuarto,
ya no acostumbro mirar más allá,
ya no, hace tiempo dejé a la humanidad,
se murió también mi interés por lo demás.

El escarabajo
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

Nada sucede en este necio corazón,
una frágil melodía se desprende del piano de antaño
y el salón se va llenando de melancolía;
ella suele aparecer entonces en visiones febriles,
su imagen es irrecuperable y cada vez se aleja,
el vacío o la locura están cerca,
así, los leves recuerdos se oxidan por los bordes;
la música ha cesado de la imaginación desdichada,
ahora un rumor suave acude en esta vasta soledad,
un misterioso rasguido se apodera del dormitorio,
un creciente crujido de maderas nobles,
escucho ese quedo e infinito susurro destructivo,
que avanza a través del mueble pálido
donde estoy reposando la cabeza, quieto;
el ruido pareciera infiltrarse en mi mente,
roerme cada ínfimo pensamiento
y devorarme cada remota ilusión guardada.

Suicidio
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

La lluvia negra se desata
repentinamente,
nebulosas endemoniadas se arremolinan
en medio de la noche,
el abominable firmamento se desgarra las venas
con el filo zumbante de mil relámpagos,
y sangrientos borbotones
salpican desde las alturas;
las calles,
pálidas y confusas,
se mecen
por la tempestad de desdichas;
en todas las casas de una ciudad
se oyen, entonces,
disparos escandalosos...
nada más,
sólo el persistente murmullo
de la lluvia amansándose
queda flotando,
mientras,
caudalosas riadas recorren las avenidas,
arrastrando bolsas negras,
que se ahogan en lóbregos alcantarillados,
a las sombras
de una frustrante madrugada.

La marejada
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

nubes demenciales
acechan el cielo perfecto,
una penumbra se arrastra lentamente,
consumiendo campos y ciudades,
el atardecer se fragmenta,
la claridad se torna tragedia,
un crepúsculo homicida:
el mar se alza
como una torre devastadora
y amenaza desplomarse
muy pronto.

El cuervo disecado
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

Un cuervo disecado
permanece perdido en el desván,
sus negras plumas se camuflan entre las sombras,
aunque su terrorífica mirada brilla
en la oscuridad
como un castigo cruel;
el desorden rodea su fijo cadáver,
inútiles inventos
o fracasadas maquinarias
flotan en su entorno,
barnizados por el polvo erosivo;
la porte del ave emerge
en el centro del caos,
y su soberbia postura provoca
alucinaciones temerosas,
sus garras no se deslucen por la antigüedad,
en tanto su pico pareciera listo
para desplomar la casa
con un gran graznido,
el bello animal se apodera de todo en su soledad
...es curioso que no haya ratas en el desván.

Huida insuficiente
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

empecé a abandonar a mis amistades,
antes de que me abandonen a mí,
arranque las hojas en blanco de mi diario,
eliminé mi futuro,
también destruí todo lo escrito,
tampoco quiero acordarme de nada,
reuní mi equipaje y lo incendié,
no pretendo viajar,
todas las cartas que recibí
y jamás envié
flotan en un río,
se terminó la magia,
he decidido renunciar a quien soy,
busco todos los rastros de mi existencia
para borrarlos,
mis amores y odios están siendo sepultados bajo las rocas,
mis locuras son atrapadas en bolsas
para ser pisoteadas,
todas mis palabras se desintegran en un frasco ácido,
no son tantos los pasos para desaparecer completamente,
pero he fallado al empezar tarde.

Carnicería aérea
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

el universo en fuga,
o una mano temblorosa
que vuelca una taza de café,
cuando veo los campos desolados por la sequía,
los surcos de los arados
permanecen tan solitarios,
secuestrados por un mar de rumores imperceptibles,
solamente florecen las plumas ensangrentadas
de una bandada de palomas,
que en el cielo están siendo
masacradas
por buitres endemoniados.

Tormenta tras el concierto
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

la noche se desata en la ciudad
con una tormenta estruendosa,
el público de un concierto se aleja,
las luces ya se apagaron
y solamente quedan algunos silbidos,
unos pocos todavía saltan
sobre los charcos embarrados,
en un instante la multitud eufórica
se llena de vacíos,
desaparece a todas partes
dejando a la solitaria lluvia,
que con sus raudales se lleva
latas de aluminio,
colillas de cigarrillos,
se lava el sitio del humo,
del estupor y
del amor improvisado,
el infinito murmullo de la inclemencia
es lo que queda.

Paseo de medianoche
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

se empañan los vidrios del bus,
afuera la llovizna reina en la ciudad,
se distorsionan las luces a través del cristal,
erráticas figuras se apresuran a subir,
sus mojadas cabezas saltan por la puerta;
el chirrido del limpia parabrisas resuena,
desentona el susurro de la tempestad,
una fresca brisa se cuela en algún lado,
al fondo alguien habla
del sombrío futuro.

Confesión irónica
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

todas las cosas que dije antes
son puras mentiras,
como ves,
he aprendido a mentir,
ahora ya sé hacer algunas cosas
que todos hacen,
mis palabras han perdido sentido,
hasta mis promesas más firmes
carecen de valor,
qué pobres han quedado
todos ustedes,
lo peor de todo es que también
sé ironizar,
así que me podría estar burlando
en este instante.

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