lunes, 18 de agosto de 2008

Escena de mudanza



Crujido

(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

ojalá pudiera hacer algo para disminuir el dolor,
quisiera recuperarme muy pronto,
volver a tener el control de mis pensamientos,
me gustaría recoger los pedazos,
creo que hará falta una bolsa,
muchas hojas de periódicos,
además de una escalera para lavar el techo,
los frascos de antibióticos están desparramados,
quizá alguien haya oído el crujido
y algún vecino haya llamado por auxilio.

Escena de mudanza
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

la puerta que da a la calle muestra un fragmento quieto,
interrumpido por el cruce de un camión,
una mudanza en movimiento,
la porción alta de una ropero encabeza la breve escena,
con su espejo en una de las puerta,
partes desarmadas de la cama
extienden extremidades,
con la parrilla de madera recostada
contra una cocina o lavarropa,
otros muebles de indefinida nominación
asoman sobre la carrocería,
quizá una heladera era la mancha azul,
cerca de la pila de sillas,
con ese techo que forma la mesa
cuyas patas señalan al cielo,
se esfumó,
como si nunca hubiera habido.

El trauma
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

Ella dijo,
anoche el cielo parecía una conspiración,
había señales de algo siniestro,
la electricidad recorre la ciudad,
toda esa gente feliz que necesita matarse,
invitando a sus fantasmas para el banquete,
perforando las paredes interiores,
y si tengo escalofríos es porque dejé de ser yo mismo,
mis ojos miran con codicia,
y la sonrisa no es mía,
es la maliciosa demencia,
se van a romper las nubes,
se van a quemar las bombillas,
algo siniestro podría suceder,
ella lo va a decir,
la víctima.

Corto paseo en bus
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

En la ventana izquierda
se desliza un paisaje repetido
cada día
cada siesta
las mismas casas se deslizan
los árboles deshojados
a veces el sol está a pleno
si no una llovizna se destiñe
ocasiones hubieron en que coincidíamos
su estremecida mirada y su boca de deseo
escribía para mí su aroma lujurioso
su delgado abdomen asomaba bajo su blusa
el cinturón colgado del borde de sus jeans
una piel muy blanca, sensual
como tallada en marfil
delineaba el perfecto contorno del ombligo
graciosas curvas resumían el placer de su vientre;
hasta que tomaba asiento
entonces el hechizo se desvanecía
reemplazado por la delicia de un cuello
la bella forma de sus orejitas
y el esplendoroso arreglo de sus cabellos;
la cerca de un patio cobraba atención
o el perro husmeando bolsas de basura
una puerta abierta hacia pareces vacías;
emergía de pronto el gran edificio
con sus ladrillos crueles
todo un lúgubre muro, insolente
con ventanitas al borde del techo
y sus cristales agujereados por pedrazos
la imagen se iba,
bajaba.

Monumentos
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

los héroes se rompen en pedazos,
el bronce se desluce en el centro de la plaza,
brazos de cemento yacen amputados como rocas,
un trozo de bandera exhibe las mordidas del viento,
tantos nombres profanos florecen en las lápidas,
la mugre infecta los relieves,
todo es el desatino elemental,
se sientan en los escalones,
con sus rostros demacrados,
fuman los desheredados,
fallecen los infantes,
a la sombra de los monumentos.

Arma en la calle
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

una pistola en el suelo,
arrojada sobre el empedrado,
con su cañón hundido en una grieta,
el arma inmóvil,
mansa,
su gastada empuñadura se muestra
en relieve
por encima de grises rocas,
los resquicios entre éstas
se completan por un charco hediondo,
la pistola desconocida
yace impasible,
tan cerca asoma
la punta de una mano,
quizá muerta por el disparo.

No hay comentarios: