martes, 12 de agosto de 2008

Filme infinito

Un puente
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

la seducción nace secretamente en los pechos
se alimenta del deseo ansioso
reproduciéndose con cada recuerdo atesorado
avanzando una línea en el aire con cada fantasía
se va gestando entre los escalones de un tiempo
saltando los días vacíos
como rocas salientes en un río
la orilla buscada se va aproximando
pero a la vez finge alejarse;
las ocasiones suman un poco más de atrevimiento
hasta que las señales se vuelven evidentes
la pasión mal ocultada provoca un placentero dolor
la atracción forma un puente
tan sólo hay que cruzarlo
para encontrarse en con aquella persona deseada.

Filme infinito
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

te soñé alguna vez
estabas muda entre los silenciosos personajes que pueblan los sueños
aquellos actores extras en extrañas películas
que cada noche actúan para diferentes personas
sin figurar en ningún crédito
ni ofrecer una cara conocida en sus papeles;
sin embargo, tu presencia enseguida me atrajo
viniste a este escenario tal como te recordaba
luciendo un aspecto estremecedor
quise ofrecerte el mejor paisaje
el color más adecuado
mientras durara la proyección de mi mente;
podría atreverme a cualquier deseo
a vestirte de diferentes maneras
a pronunciar parlamentos en tus labios
más no cambié nada de tu reflejo
resalté tu forma del fondo
guardé todas tus impresiones
para poseer un filme infinito sobre vos.

Desenfrenos
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

damas y señores del jurado
no soy su primer amante
ella nació en otras caricias
las suyas fueron inmorales
sin necesidad de mi presencia
se me acusa de un amor indebido
fui denunciado por crímenes pudorosos
confieso mi culpa en aceptar sus pasiones
de entregarme ciegamente a caprichos de juventud
también me confieso inocente
libre de las culpas del erotismo
quizá cómplice en delirios mutuos
pero la locura del corazón me sedujo
perdí cordura en encendidos ojos
no tuve control en brazos de ella
fui consumido por un fuego irresistible
cuando sentí todo su cuerpo contra el mío
y su piel me atravesaba furiosamente
despertando en mi interior un desquiciado
un osado compañero de desenfrenos.

El último bus hacia la noche
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

el ruido del motor sacude toda la estructura del bus, mientras la mirada se pierde en el oscuro vacío de las ventanillas, los extraños pasajeros se van acumulando en los asientos, las luces de la autopista se apagan a medida que las cruzamos, es como si algo quisiera fallar, y del techo se abren alas, el chofer parece muerto encima del volante, con burbujas blancas llenando el parabrisas, estamos volando sobre la ciudad que es una caldera, los esqueléticos pájaros se descuartizan contra los espejos, pero nadie se angustia ni salta por las puertas, solamente se quedan apagados en sus lugares, como arrasados por un sentimiento de opresión, o quizá sea la falta de aire lo que los asfixió a todos.

Deshabitación
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

sentado a solas en el parque, pienso en todos esos rostros del recuerdo, son tan extrañas las imágenes que decidieron quedarse, muchos de los amigos ya no están, aún cuando prometieron ser eternos, apagaron las luces y el polvo crece en sus puertas, se llevaron la alegría, es posible respirar el aire de las ausencias, nadie se acerca bajo el sol, los misterios no volverán a ser claros, cada risa se va a disolver en un océano solitario, el adiós llegó silenciosamente entre nosotros.

Un monstruo
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

un monstruo habita esta pobre alma, se refugia en las sombras, tirando los hilos de la penitencia, forzando cicatrices mal curadas, destruyendo las pequeñas emociones almacenadas, la bestia va devorando mi ser, asesinando hasta mis últimas esperanzas, estrangulando sueños, y se me hace un nudo en la garganta, me golpeo el pecho, con los ojos cerrados, mirando al cielo vacío.

La frontera de las perversiones
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

buscando las fronteras a tus perversiones, a tu voluntad maligna, al sitio donde el río se hace imposible de cruzar, o donde el acantilado representa el fin de un camino sinuoso; siguiendo las huellas de tu desencanto, el clímax en un cielo de tormentas criminales, persigo tus sensaciones más desenfrenadas, ese único punto donde el dolor deja de ser placentero, y el infierno abre sus heridas para quemarte, mientras tu aliento se apaga en un éxtasis intolerable.

Prendido entre tus dedos
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

qué puedo hacer si estoy prendido entre tus dedos, como una insignia sobre tu pecho, si estoy perdido contigo en medio del desierto, en una isla olvidada, en un auto robado, y tu mirada endiablada no se te quita, qué tal si pierdo el control en una carretera lejana o en un nuevo país, no sé qué estoy haciendo aquí contigo, cuando te mordés levemente un labio y una brisa sacude tu vestido, cómo resistir la tentación de derribar la torre de tu cuello con una ola de besos, hacer vibrar la cuerda de tu respiración, y chocar como un pájaro ciego contra las rocas del desfiladero, contra la piel de un cuerpo peligroso.

Anticipo del terror
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

las hojas de la ventana se abren de golpe, como un machetazo el viento quiebra las luces, el cortinado tiembla, se sacude como rata envenenada, un libro sobre la mesa es hojeado de repente, los lápices se desbordan, todo un infierno de caos se desata en la habitación, mientras pisadas invisibles flotan sobre la alfombra, murmullos delirantes, bostezos, gemidos giran en el laberinto de voces, que la calle trae desde afuera, con su anochecer tibio, su polvo de tormenta virgen, a punto de desatarse en lujurias asoladoras.

El isleño
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

una sucesión de días olvidables me agitan dentro de mi isla, estoy refugiándome dentro de mí, oculto entre cavernas primitivas de mi mente, llegan desde lejos voces familiares, poco comprendo de sus señales, esa maldita locura se va quedando en el mundo artificial, aquí estoy protegido de los pensamientos ruines que infectaban mi oxígeno, vivo alrededor de una fogata, me quedaré por siempre observando esas llamas, mientras afuera, a distancias tan remotas, la loca gente continuará tratando con esa falsa persona que ocupa mi apariencia exterior.

La transfusión
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

las calles se inundan, se ahogan por riadas frenéticas, las cuadras se van aislando, con los transeúntes atrapados, pasan unos carros que salpican a las veredas, así todo se llena de sangre, los raudales fluyen tan rojizos, los pozos se colman, los sótanos y bodegas desaparecen, violentos remolinos se forman en las bocas del alcantarillado, pero la sangre es interminable, las venas siguen tan abiertas, las heridas tan profundas, los muebles de las casas empiezan a flotar, la parte baja de la ciudad desaparece, hay ahogados en todas partes, pero la sangre sigue viniendo y no se puede parar.

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