martes, 4 de octubre de 2011

siempre es la noche que me invita a su mar

siempre veo fragmentos de la gente
un monton de gestos desapercibidos
se pierde la arquitectura del momento
tanto solo salones con sillas levantadas
camas sin colchones hasta pianos cerrados
cuando un beso no censura a la soledad
y una extraña musica llega debil
el viento retiene afuera a toda la ciudad
ahi donde se desangra un corazon
veo en silencio una sonrisa pasajera
la sensualidad que va camino a la destruccion
mientras aguardo que se pida esta habitacion


me quiero ir
siempre es la noche que me invita a su mar
el eterno rio que me llama
en el oscuro remolino del tiempo
pienso en irme
tan solo con los sueños y los recuerdos puestos
enredados dentro de una frustracion, y la madurez
el desarraigo es tambien parte de mi respiracion
la consecuencia de los instantes perfectos
de los prejuicios y las temporadas infernales

jueves, 7 de julio de 2011

Polski Pomnik

esta noche fingió una lluvia
el frío silencio que rodea al vacío
podría decirte la sensación de mañana
en medio de una inundación histórica
los recuerdos impunes del olvido
que viajan en oleadas malditas
apagando vela tras vela
empolvando las diademas
volviendo amarillentas las páginas
cuando espío desde mi cristal incierto
y descubro el siniestro paso secreto
nada digo tan cómplice
nada escribo por si acaso
que se nublan las pobres ventanas
señal de que aún hay respiro


el antiguo monumento polaco
desigual ante los edificios modernos
ayer el cine era indescifrable
finalmente el destino toca sus dedos
con el magistral creador de mentiras
alguien tose lejanamente
no me desconcentro del dolor
me tiene que llevar a una puerta
hasta algún alma alérgica al sueño
mis manos encajan en sus manos
sus párpados se cierran con los míos
se aúna el ritmo en que latimos
cual guante de fantasma
como globo que besa a la burbuja
nos zambullimos bajo un puente
a lo lejos palpita el andar de un asno
y rueda una carreta de sortilegios implacables


hoy es paris, mañana madrid
por fin vamos hasta el mar
a dormirnos en la arena tibia
a yacer despreocupadamente junto a los fusiles
hoy no quiero que bombardeen las frutillas
mañana no deseo que estallen la fuente
los invasores han llegado demasiado lejos
casi mimetizados con los turistas
mientras abarcamos esta tierra extranjera
nuestro país cae indefensamente
cuando volvamos seremos extranjeros
y nuestros enemigos serán invasores


tanta nieve se acumula en el tejado
suavemente se fue depositando
toda la noche mientras dormíamos
ningún leve sonido nos trastornó
amaneció otra ciudad en el cielo
contemplé algunos techos y sus patios
sus calles son cortas y tranquilas
los niños prefieren jugar en ellas
temprano salen los señores a trabajar
hay un buen aroma de cocina
aún parece un buen vecindario
mañana amanecerá bajo nieve

viernes, 1 de julio de 2011

El infortunio no correspondido


Berta Rojas - La catedral I (Divas de la Guitarra 2011)


Ya lo decía el gran escritor: “El infortunio se ha enamorado del Paraguay”.
* Asunción se fundó apenas 45 años después de la llegada de Colón al continente… y seis años más tarde se produjo el primer golpe de estado.
* Durante casi tres siglos, la provincia sobrevivió en el aislamiento, la desidia y la opresión dentro del Virreinato español.
* Cuando Buenos Aires se independizó, intentó invadir militarmente a esta provincia, mientras el gobernador español negociaba el apoyo portugués.
* Entre 1814 y 1940, Gaspar Rodríguez de Francia gobernó como el Dictador Supremo.
* La Guerra de la Triple Alianza (1864–1870) fue un brutal exterminio.
* Los siguientes cien años tras la Guerra Grande hubo 44 presidentes; lo que denota una época muy convulsa, arrasada por sucesivos golpes de estado.
* Tres cruentas guerras civiles se registraron en 1922, 1936 y 1947.
* La Guerra del Chaco sacudió al país entre 1932-1935.
* La dictadura de Stroessner se impuso de 1954 a 1989.
* 1996, año de un intento de golpe de estado y del gran descalabro económico: quebraron cuatro bancos importantes y 15 financieras.
* 1999, asesinan al vicepresidente Argaña, y deriva en el “Marzo paraguayo”.

Y llegamos a la era del Bicentenario, en que la victoria del pueblo dependía de que se volara en pedazos el Palacio de Gobierno.
Sí, efectivamente.
Un grupo de ciudadanos sobrevivientes, dirigidos por un panchero llamado Aurelio, se apostó en los balcones del Cabildo, con toda la artillería que pudo rescatarse de la desolada Comandancia de la Policía.
Esa noche, como esas jornadas históricas que abarcan dos fechas, Aurelio y su improvisada tropa se pasarían disparando a la multitud de invasores, enterrando sus pies entre casquillos de balas, mientras las plazas se inundaban de cuerpos putrefactos.
Previamente, en otro acto heroico, un chico -del que no supimos su nombre hasta más tarde, que al parecer solía trabajar de mozo- pudo robar una ambulancia y ensordecer con la sirena alrededor del microcentro, atropellando coches y motos abandonados, y trincheras inútiles.
Cuando estrelló el vehículo contra la fachada del Cabildo, era solo cuestión de tiempo para que el monstruoso ejército dominara las plazas.

Aquello sirvió de importante distracción, mientras el chofer de colectivos Marcos, el agente de seguridad privada Héctor y un lustrabotas chacariteño, al que decían Mberu’i, se ingeniaban, encerrados en la Catedral Metropolitana, para mover el pesado altar, detrás de la leyenda del túnel secreto.
Mberu’i vigilaba las enormes puertas, tapiadas con montones de bancos, sosteniendo una escopeta de caño corto. Marcos estaba en un coche Escarabajo, semi quemado, jalando las cadenas atadas al altar de piedra.
Un denso tufo dejó sin aliento a Héctor, al asomar ante el sorprendente agujero, oculto tras un rústico puñado de tablas, que al golpe con la culata de su escopeta cedió a una invisible escalera.
Afuera, se oían secamente los tiros del Cabildo… o eran algunos manoteos torpes que daban a las puertas.
Enseguida, los tres se lanzaron con linternas y las cajas de dinamitas, y el plano que Don Emilio, viejo historiador, les entregó antes de morir.
Un polvo milenario envolvían sus pasos y casi sepultaban detrás sus huellas, entre frágiles trastos envueltos en telarañas, dentro de una ciega oscuridad, a veces entorpecida por una barrosa humedad y grandes ratas, que Mberu’i aniquilaba con su machetillo.
Avanzaban más lento de lo esperado en el mítico túnel, y en un tramo les confundió un desvío extraño que no figuraba en el antiguo mapa. Pero con el ruido tan cercano sobre sus cabezas, continuaron recto.
¡Son monedas!”, gritó Héctor, al manotear unas urnas perdidas entre desechos de madera, que podrían haber sido carretas. Por un rato se olvidaron de su tarea y cargaron varios puñados de monedas en los bolsillos.
A Marcos le pareció escuchar un ruido, distante, leve, pero bajo tierra. Se quedaron tiesos y apretaron las armas. Con un gesto, siguieron el camino con prontitud, esquivando a las ratas para que no chillaran tanto.
Indeterminados minutos pasaron, los tres estaban completamente sucios.
Acá es”, susurró Mberu’i, y miraron arriba. Comenzaron a colocar los explosivos, con cierto nerviosismo; el ruido de las monedas viejas en sus bolsillos sonaba peor que el tic tac de mil relojes.
Shh…”, interrumpió Héctor y se volvieron estatuas. Marcos colocó apuradamente las cajas de dinamita y sostuvo el rodete del cable, tragó saliva. Apagaron las linternas. Algo se arrastraba pesadamente detrás de sus pasos. Estaban acorralados.
Mberu’i no aguantó el tenso suspenso, y su rostro se iluminó con las ráfagas de una mini ametralladora, tenía los dientes apretados. Ante su reacción, Héctor y Marcos descargaron sus escopetas y revólveres. Frente a ellos se había desplomado un cuerpo: apuntaron sus linternas sobre él.
Lo que vieron los precipitó a tomar precauciones, Mberu’i y Héctor se adelantaron unos metros, Marcos estiraba con cuidado el cable.
La tranquilidad duraría poco, la boca negra del túnel empezó a escupirles desagradables sorpresas, y se abrían paso, lentos pasos, a balazos.
Ndi, ¡se cortó el cable!”, vociferó Marcos. Héctor, con cara de velorio, solo atisbo a responderle: “Dale”; asintiendo con seguridad miró a Mberu’i, que estiró el machete de su espalda y apuntaba hacia el siniestro túnel.
Desde el último piso del Hotel Guaraní, donde un grupo más grande nos refugiábamos, pudimos observar con inquietante emoción el fulgor que envolvía al Palacio de los López. La explosión fue fuertísima, volaron pedazos a todas partes y una densa humareda tapaba la bahía.
Algunos celebraron con alegría, y lloraban, mientras se desplomaba el edificio blanco tan emblemático. Pero cierta desconfianza nos aterraba, porque tras la humareda, aún se notaba en pie parte del ala derecha del Palacio.

Pasó un tiempo desde aquel impresionante incendio del depósito farmacéutico en pleno centro de la ciudad.
Trascurrió otro importante tiempo, en que fueron devastadas las fuerzas policías y militares, en que parecían ineficientes las armas y hasta los tanques contra la tragedia que se vino, que en pocos días fueron asesinadas grandes poblaciones; mientras lo peor ocurría, aún desconocíamos su tenebrosa conexión con el humo tóxico de aquel incendio.
Con pavor recuerdo cuando salíamos de un evento céntrico en coche, y a la altura del Panteón de los Héroes, un cuerpo saltó sobre nosotros, y en la confusión del impacto nos estrellamos en la fosa del estacionamiento de la Plaza de la Democracia.
Aturdido, salí del auto y miré hacia el bulto que habíamos atropellado, que se arrastraba aún. Con la mano sobre el golpe en la frente, vi que mis amigos salían también y me acerqué a ver al sujeto herido: ahí vi la cara de la muerte.
La peor de las pesadillas se hacía realidad. Pronto descubrí que hacia Palma se apoderaba la histeria, hubo gritos cerca de Lido Bar y corrían algunas personas. Mis acompañantes estaban alterados y hacían llamadas.
Vimos como los atacantes se abalanzaron sobre un puesto de revistas y alcanzaron a una prostituta, en Chile.
Aparecían más y más, todos ensangrentados.
Al rato llegó una patrullera, dos oficiales intentaron poner un absurdo orden y vaciaron sus pistolas; no tardaron en ser devorados por los muertos.
Un taxi huyó a gran velocidad, arrancó la puerta abierta de la patrulla y brincó espectacularmente contra un árbol de la plaza, se prendió fuego.
Fue así como el país empezó a enfrentar su primera plaga de zombies.
Ya lo decía el gran escritor: “El infortunio se ha enamorado del Paraguay”... pero también es cierto que Paraguay nunca le quiso corresponder.
Sin embargo, en ese momento, consciente del inminente peligro que nos acechaba, solo pensaba en llegar hasta Fernando de la Mora, que tenía que llegar a ella.


Seudónimo: Harpo Marx

viernes, 10 de junio de 2011

un vacio



"no hay diferencia entre el día y la noche
no hay pensamientos
no hay sueños
el día y la noche son siempre lo mismo:
un vacío
exactamente igual que la muerte"
- Clive Wearing (el hombre con siete segundos de memoria)



al saberse la noticia de la muerte
todos los pianistas acariciaron las teclas con sus lagrimas
espontáneamente se fue tejiendo en el cielo un gran concierto
renacer


me siento incierto
lentamente cruza un auto con las luces interiores encendidas
embelesada alguna niña ignora el paisaje al verlo
recitando secretamente desde el cristal algo imposible
cuánta arenilla se acumula a los lados de las calles
cuántos destinos se cruzan en un irreversible desdén


inicuamente
la gente a bajar la cabeza al subir a un helicóptero
para qué exteriorizar las inquietudes internas
pretendiendo que la esperanza no parezca vana
ahora mismo cuántos famosos conducen en las carreteras del país
cuantas celebridades pasean en los supermercados
o si se hace el amor ante un cuadro que pintaste
se bebe café delante de tu libro en un estante
cuánto descifrar de la poesía y en cual palabra sellarla
cuándo extrañar la habitación vacía
desde qué ausencia malograr la felicidad

miércoles, 1 de junio de 2011

vulture



So if you see the vulture coming
Flying circles in your mind
Remember their is no escaping
For he will follow close behind

Only promise me a battle
A battle
For your soul and mind
And mine
And mine
                                                        Gil Scott-Heron


















despierto por siempre en una dulce inquietud
silencioso, silencioso para escuchar su tierno respirar
y así vivir por siempre o si no, desvanecerme en la muerte
                                                                      John Keats


martes, 19 de abril de 2011

vacaciones

suicide rider


retornan mis compatriotas
vuelven vistiendo ropa de afuera
con valijas compradas tan lejos
algo distinto en el acento
con esa emoción fabricada por la añoranza
qué nos une en esta terminal
el cerco de tierra ajena
una impersonal historia de tragedias
la coincidencia de instantes personales
que nos llevan a mirar las mismas ventanas
a contener en la mirada una esencia indecible


la noche / la luna / el amor / vos
cuántas veces salta la piedra correcta antes de hundirse
encontré el reverso de la ciudad al equivocar la parada
al hablar el idioma equivocado en el país exacto
estuve un día en la terminal de buses
aguardando el destino adecuado para mi sueño
en una página 33 del estante de poesía
en la sala de lectura de Retiro
estaba Agata perdida quizá once años
con la indecisión del verso ingenuo
o su infantil seguridad de sí misma
antes de que el lector inoportuno
abra el libro preciso
























hay 7.500 poetas en el subte de París
otros 300 entre los balseros
probablemente 10.000 en buses conurbanos
al menos trece en vuelos comerciales
al lector de Santo Domingo se le ilumina la cara
a otro de Esquel le hace reflexionar
alguno de Quyquyhó se siente incrédulo
a todos los poetas del mundo:
a desnudar los versos secretos sin pulir
a escribir más desaforadamente que nunca
a perseguir el billón de blogs
la infinita biblioteca de antologías
a desacralizar la expresión más simple
a hacer posible lo que es tan accesible
al palpar la realidad con tus propias palabras



 




















nada más aventurado que leer a autores desconocidos
o poner una canción de largo y extravagante título
si hay que ir a un barrio desconocido
a una noche desconocida
yo voy y te espero
hasta que nos supriman del mejor párrafo


nos encontramos dos que no figuramos en la guía telefónica
nos sonreímos dos que nunca subimos a un helicóptero
ni escribimos nuestros nombres en la arena
nos conversamos dos después de tanto amor golpeado
como si la madrugada fuera nueva
nos besamos dos sin usar relojes
sin haber visto nunca un submarino
sin haber soñado jamás con un radar
ni nunca haber bebido vino juntos, aún


fotografías de poetas

en las fotos siempre gente aplaudiendo atrás
una copa en la mano y sonrisas
más cabezas ladeadas hacia la izquierda
algún músico fuera de campo o pandereta
recortados los hombros de una foto más amplia
no tan encubierta una empecinada bohemia
hay bingo y reunión sin corbatas
hay mucho de algún vicio
y a veces hasta montones de libros
o gatos innecesarios y ceniceros
hay anteojos y la mitad congelada de una palabra
de algo que ya tarde se quiso decir










para leer en el tren subterráneo que Asunción nunca va a tener

en Perú suena una canción de amor fuera del tren
antes del estribillo se cierran las puertas
un instante después vuelve la melodía en General Santos
en Sacramento se alcanza a escuchar el estribillo
ya en San Martín va apagándose el tema
es una canción fragmentada por las estaciones
en Denis Roa subiste sin que te viera
en Madame Lynch te sentaste justo frente a mí
y en San Lorenzo me correspondiste la mirada
y te invité el boleto al mudarnos de tren
















tiempo muerto viviente

los viajes de larga distancia hacia ninguna parte
esto tiene que significar algo
las largas filas rumbo al precipicio
me imagino escuchando tu trágica historia
y todos esos periódicos por escribirse
antes de que te vea desnuda y apasionada
las horas en los cines en otros países
la guardia nocturna en emergencias en feriado
las flores que van a brotar recién para otoño
sueño con vos después de tantos sueños sobre el futuro
mientras aguardo que escampe y vuelva la balsa
voy practicando a quererte con aquellas que me aman


la inspiración es irreal y engañosa
este domingo me quedé varado en la estación de buses
me leí completo El Eternauta
no creí que iban a publicar toda la historia
pero no me pude avisar que ellos me llevarían
que me harían demorar ayer
no me pude susurrar del golpe en la cabeza
o que nunca aprendería a nadar
si hubiera hecho recados clandestinos
después tendría que destruirlos al presente
si me hubiera dictado todo lo que terminé por escribir
y me entregaba joven todos los libros
posiblemente el futuro me volvería irreal y engañoso















ayer dejé un libro anónimo en una biblioteca pública
sigilosamente atravesé la ciudad por la noche
esta mañana dejé un libro anónimo en un cajón de hotel
subrepticiamente me interné en el bosque
cada vez que pienso en vos
siempre hay alguna pareja cerca que se empieza a besar
y no al revés
dejé un libro anónimo en el banco de una plaza
subí secretamente a una terraza a sacar fotos
y dejé otro libro anónimo en el asiento de un taxi
me dormí un poco en una sala de cine
y te soñé desesperadamente
hoy dejé un libro anónimo en tus manos


algo de vos me atrae
besarte es el primer deseo
hoy tu cuerpo es mi poesía
te siento dentro al verte los ojos
el instante se profundiza en mí
quizá mañana o en veinte años
esta sensación madure en el verso
que la esencia se añeje al vivir
que florezca esa poesía urgente y sensible
que tenga todo de vos conmigo
ahí me veo dando giras de conferencias
inaugurando ferias literarias internacionales
coleccionado prestigiosos honoris causas
y, finalmente, recibiendo el Premio Nobel
… de Física

















miles de perros ladran en Buenos Aires
encerrados en balcones y apartamentos
en azoteas y en parques cerrados
mientras colapsan las filas en cines y teatros
tantos McDonalds Kosher y MaxiKioscos
después de las 22 los túneles se abandonan
hay una soledad vacía metros abajo
como los hoteles casuales en que no se hace el amor
o los cafés en que nadie lea nada
los taxis perdidos buscan a sus pasajeros gemelos
acabado el show la calle se alfombra de remeras
parpadea distante la señal naranja del transeúnte
señal para apretar el paso
o quedar en un indefinido suspenso


qué desolada y tenebrosa es la estación Belgrano los domingos casi al anochecer
daría lo mismo si estuviera cerrada al público
ni el pre-eco ni la brisa del próximo tren fantasmean
fácilmente una mujer psicópata podría atacarme a besos
una mujer delincuente podría manosearme la ropa
una mujer criminal saciaría sus bajos instintos conmigo
se escuchan pasos distantes y misteriosos
aparece una mujer al otro lado de las vías
se sienta exactamente frente a mí y me mira
tentado estuve a decirle hola o a tomarle una foto
pero llegó el tren


cita a ciegas en la terminal de buses

ella llegó un mes antes a esperarme
confundió el día de otoño
los andenes vacíos se llenaban de viajantes
llegaban los buses y sólo se descargaban
se estaba vaciando el país
¶µ
el temor cuando te queman el documento de identidad
es que no puedas retornar a tu país
no te puedas registrar en un hotel
que la policía te fantasmice
que no puedas votar
ni casarte con ella


aduana

sangüi’e’milanesa
cambios dulce-maní
koka agua esprái
alfajor jugo
cocido con leche chipa
guaraní pesos cambios
¿a que no adivinas dónde estoy?
estoy en un limbo
¶µ
es impensable si se arruinara la importación de autos
cuántas miles de cigüeñas quedarían desamparadas
vagando entre Mendoza y la Cordillera
inútiles para transportar cualquier otra cosa
fallecidas a lo largo de las carreteras
oxidando sus entrañas vacías





viernes, 15 de abril de 2011

Dónde estabas cuando Google Earth sacó una foto de tu casa



Quién sabe cuántos kilómetros hacen lejos
Si la nostalgia es lo que olvidé en el metro
Si la añoranza no es el café donde empezó a llover
Casi toda la tarde sin decir nada y demorándome en los semáforos
Una nueva calle anuló la pequeñez de la ciudad
Un puerto menos no recortó nada al mundo
Vivo en un mapa vital de los países donde he respirado
Todos los límites que profundizamos son solo un metafórico tiempo
Esa máscara de muerte que nos consume sin destinos ni motivos
Contraparte de un amor que soñamos al obligarnos a existir











































viernes, 1 de abril de 2011

reina el caos





cómo podría reinar el caos
y si no viene por la noche?
todo el sueño perdido no se recupera nunca
el tiempo por venir podría ser una mala inversión
y la sabiduría que aguarda al final
las cenizas de la piel de tu juventud
las llamas de todo lo incendiado de la vida
la memoria nefasta convertida en culpa
al cerrar el balance me faltan besos
pero sobran montones de puñaladas
que los amarillentos días ponen en perspectiva
como si hubiera llegado el verano
y surgieran los cadáveres de la nieve



las tres mentiras primarias son doce
y cada una equivale a 1.296
se yerguen sobre la espalda de una tortuga
abre sus alas el gran pavo real
sostenido por 400 mastodontes
el palacio del millón de columnas
el libro de los setenta evangelios
la fábula de amor que un día sentiste
la gran máquina que imprime el dinero
tu meñique deforme con forma de USB
todas las bellas teorías de la conspiración
hasta el llamamiento a un suicidio masivo
o al casamiento en millares de estadios
la canción oficial enviada a los extraterrestres
los cadáveres de perros y monos vagando por el universo
las pelotitas de golf perdidas y las balas perdidas
el agua con sabor a gas e inflamable
se quema toda la cultura maya
arde toda la biblioteca de alejandría
en llamas el conocimiento de china
en combustión el sol de mañana



el mejor blowjob jamás filmado

quiero deciros más cosas
el subconsciente codifica la verdad relativa
vuelve inentendible al verso complejo
quiero decir un puñado de inexactitudes
para que fracasen las frases trilladas
para alterar el día que comienza
que el pensamiento descubra su faro
asciendan los pasos por la oscura escalera
lo que quiero decirte es que he mentido
intencionalmente imaginé un mundo mejor
y lo hice un poco peor cada noche
con el dedo dibujé caricias que soñaste
prohibidas lloviznas en el seno de la montaña
falsos profetas que admitieron el fraude
e imaginaron futuros que no fueron tan catastróficos
posiblemente no se erradique el sexo
ni el dinero ni la muerte ni los vestidos de seda



crujen los huesos íntimos
la ambición la codicia la obsesión
están acá los tres mendigos
la palabra soez se utiliza
el sexo perverso
el origen del universo
el pecado original se falsifica
la lujuria ancestral se moderniza
ya no se distingue la actuación del dolor
despierto al otro día en mi país
en el presente que nunca fue alternativo
recuerdo que estás oculta aquí
clandestina para mis sueños frustrados
volveré a apostar por tu nombre una noche más





ES


jueves, 17 de febrero de 2011

versos tan calientes como la sangre fresca





vi pasar una estrella fugaz
nada no deseé
la cábala cambia en cada encuentro
ya fui la suerte ajena
las cartas no estaban echadas
simplemente nunca llegaron
como las flores en el día indicado
pulseando al destino y al azar
la fe no esquiva la peor tragedia
pero voy perfeccionando la rutina
aunque los días son tan tediosos
y me digo que me voy
me ilusiono como todos
con alguna simple grandeza
ya no una vida prefabricada
ni el amanecer en el paraíso
todo cambió desde la historia
la experiencia no domina al futuro
el tiempo vuelve falsamente
qué suerte que te encontré
el éxito se estrelló contra el fracaso
vino la palabra del dinero
vino algún amor predestinado
trillado, predecible, fantasioso
aposté a mí contra todos
gira la ruleta de la realidad
por dentro deberé ganar




este es un minimo escenario
una butaca intrascendente
donde soy famoso para 25 personas
y casual para cientos de viajantes
entre miles de blogs y ventanas
millones de versos, mejores y peores
ausente del glamour, hasta sin humor
ignorando qué nube vecina
cuál voz cantante, el video de moda
la palabra para vender o conquistar
entre el exceso de mediocridad
o el chispazo de talento oculto
este no es el caso




elegí esta casualidad
del primer libro al alcance
de la página abierta al azar
de la hora y el día del instante
¿De qué me quejo?/
Es cierto que me bajé hasta el fondo…”
del poema maldito, sin reflexión
de las ganas de ausentarme esta tarde
de secuestrarte desde el calendario
mirar las nubes convertirse en estrellas
entre los árboles, en el Chaco
recortados sobre el sueño perdido
perdido en la película de tu deseo
y despertar luego en un deja vu







en el día más oscuro
en la noche más brillante
yo te tengo en el pensamiento
te atesoro en el profundo deseo
pero no soy fiel a las ilusiones
sufro para sentir el sabor metálico
me apasiono para arder la sangre
siempre te quiero, quieras o no
sepas o no, siempre te conozco
dejé lo cursi para nuestro amor
y acepté el desafío de vivir sin vos
en el día más brillante
en la noche más oscura




planeo ser la persona que soy
subterráneamente subversivo
si elijo, elijo ser el peor
si puedo, prefiero el infierno
tanto el miedo de no llegar a la meta
de no encontrar un buen partido
o de perderse una apropiada partida
al avanzar a través de pasos en falso
al ir postergando la novela perfecta
porque escribir es tan fácil y trivial
es ir tras la casualidad de la mentira
casi tan parecido como la vida misma
la verdad artificial repetida mil veces
si puedo ser el personaje desvergonzado
que diga todo lo que siempre digo
que imite todos mis defectos
si puedo ser una máscara prohibida
para sumergir en el río de la realidad
en la galería de inconsistentes caretas
entonces está todo dicho ya




el recuerdo de no tener memoria
al despertar en un universo nuevo
entre la gente sin nombre
al hablar un idioma desconocido
al tener una actitud extravagante
al haber olvidado el viaje
y olvidar el verso anterior
el sentido convencional de todo
considerando que todo es fábula
reinventando la religión e historia
a partir de una imaginación cruel
diseñando la economía sobre nada
a partir de cifras que flotan y se acumulan
trazando una política desde el engaño
eligiendo la riqueza como felicidad
y al consumismo como modalidad
estableciendo reglas para el amor
forjando un rígido envase social
olvidando que las emociones son humanas
que el sexo es natural, y el pecado es culpa
que ronda la muerte, y un día se va
el alma queda desvencijada
donde sea que transite