viernes, 2 de enero de 2009

empezamos otra vez



nada puedo decirte

(Carlos Miguel Giménez O.) [spleen2008@hotmail.com] [cmgo1979@yahoo.com]

nada puedo decirte
de nada sirve que me escuches
tu aliento no puede salvarme
que me comprendas no me protege
puedo pretender desahogarme
pero eso nunca va a pasar
siempre tengo en mi corazón la oscuridad
la furia y la melancolía
que marcan mi alma
jamás voy a escaparme de esto
no puedo ser tan directo con vos
hay tanta crueldad en mis emociones
demasiada tormenta de fondo
mejor será cerrar esa ventana
abandonar esa casa
e ir a otra ciudad
que aquel horizonte quede atrás
lo suficiente como para olvidarlo
todo el tiempo que haga falta

cómo y para qué
(Carlos Miguel Giménez O.) [spleen2008@hotmail.com] [cmgo1979@yahoo.com]

me pregunto cómo puedo tenerte y para qué
siento un calor en el corazón
que me va partiendo en mil aguas
que mi coraje pierde su cuchillo en la niebla
veo mi inspiración inutilizarse
tan vano este talento y esta observación
se me ensombrece el día como lápida
y yo me pregunto tanto
me arrastra el río de las palabras
no me hunden las piedras sensibles
voy como cómplice y sabor amargo
en tu día feliz soy fantasma
desde distancia inofensiva y prescindible
simplemente porque nací sin tu querer

el futuro cambió
(Carlos Miguel Giménez O.) [spleen2008@hotmail.com] [cmgo1979@yahoo.com]

el futuro cambió
sentí que se derretía la furia sobre mi corazón
y ese baño endurecía todos mis latidos
un terrible oro enjaulaba mi destino
solo podía apretar los dientes y mis palabras
mirar con perdición hacia el horizonte
con la mirada perdida a través de las cosas
discurriendo en la cascada de días muertos
ese río de cadáveres en que me sumergía
batiendo mi vela oscura y criminal

ahora callemos
(Carlos Miguel Giménez O.) [spleen2008@hotmail.com] [cmgo1979@yahoo.com]

ahora callemos
vamos a sentir este momento
cómo llegan suaves las ondas de los sonidos más distantes
cómo la cálida luz teje su abanico de colores
desplazando las últimas sombras de la noche
llegan los aromas en las manos de la brisa
y en la piel sentimos el tibio clima matinal
ya el sueño desaparece su rocío
y la hora más oscura ronda por Japón