viernes, 22 de agosto de 2008

El día de la verdad

La película
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

innumerables instantes pasajeros regresan en esta medianoche,
desde cualquier fecha de la historia o lugar del mundo,
se desvanecen ante la fría mirada de un fantasma
que se quedó atado a la crueldad de su celda,
a su mente llena de escalofríos y perturbaciones,
en esa danza de recuerdos ajenos, inapropiados,
ni un murmullo deja mostrarse en desnudez,
si no que un vapor acre flota en el aire,
no existe reacción alguna,
la vida se ha ido.

Exorcizando demonios
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

hay días en que me ataca el mundo en los ojos,
los pequeños y secretos detalles se agigantan,
me atrapan como paredes y torres,
ahogan mis sentidos con ríos de valores,
los mudos objetos me gritan de repente
porque descubren que puedo escucharlos;
hay otros días en que nada logra perturbarme,
esta vez porque estoy dentro de un barco,
en una cubeta llena hasta el mismo borde,
azotado por ideas que chocan en mi cráneo,
un mar precipitado de pensamientos ardientes;
así como el ciego consigue que su oído vea,
la pluma es el exorcismo de mi expresión,
la invisible fisura de una represa explosiva.

Enjambre
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

el cielo de esta ciudad se quiebra,
se llena de helicópteros oscuros,
el aire se estremece,
el ruido de los motores llueve,
un viento extraño se desparrama en las calles,
se llena el cielo de naves misteriosas,
traen su rumor terrorífico,
siembran el pánico en los corazones,
no existe escapatoria,
ellos pueden estar en donde quieran,
verlo todo en un instante,
pero están arriba,
tan quietos,
apenas balanceándose,
con las miradas oscuras detrás del cristal,
quizá algo suceda.

Incendiar a la humanidad
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

la humanidad es fea,
con sus rostros deformes,
sus cuerpos desfigurados,
con brazos,
a veces,
o piernas,
a veces,
que cuelgan de sus troncos,
sus miradas son tan desconcertantes,
y emiten al hablar unos ruidos ofensivos,
mientras sus patéticas cabezas se llenan de pelos absurdos,
y su piel esta ataviada por vestidos artificiales,
son tan inútiles para soportar el frío o las sequías,
no tienen garras,
ni respiran bajo el agua,
son seres parasitarios,
arrasan comunidades,
incendian hábitats,
masacran todo su derredor.
#
ojalá pudiera coger un galón de combustible,
incendiar a la humanidad,
quemar sus casas,
sus libros e inventos,
erradicar la enfermedad urbana.
un gran humo azul se elevaría sobre las nubes,
así, al caer la nueva lluvia,
se lavaría este planeta de tanta hediondez,
y de las cenizas brotarían flores.

El día de la verdad
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

en las sienes brotan los agujeros humeantes,
como cuernos de furia,
de una ira personal,
todos los balazos parecen volver a esta cabeza,
a vaciar los cargadores,
a volar todas las bases de una mente perjudicial,
desprenderse del aire,
bajar por las noches hasta el suelo empapado,
de llantos,
de risas,
penas
o angustias enfermizas.
la vida es una mierda,
no es nada nuevo,
ya se ha dicho y se volverá a vivir,
todas esas personas que caen desde cualquier útero
y posan para las fotografías de estos ojos malignos,
en esas inmóviles filas en las cajas de supermercados,
ante los cielos hinchados de nubes calientes,
o en un pasillo entre el muelle y el barco extranjero;
es buen momento para odiar,
despreciar,
sentir asco hacia todo lo personal,
carecer de sentido propio,
desabotonarse la piel y tumbarse en el fango,
revolcarse sobre botellas rotas,
alimentar a las moscas venenosas...

Decapitaciones
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

Todos estos fragmentos de palabras,
que son como trozos de espejos,
donde miles de ojos se ven reflejados,
se presienten incompletos,
como si faltara más,
que el cuerpo estuviera extraviado en algún momento,
olvidado en alguna selva,
entre moscas y bestias,
muriendo bajo el sol y la lluvia,
desapareciendo bajo la hierba,
con ese olor fuerte,
esas náuseas en el aire,
te dan ganas de buscar la linterna,
e internarte en el follaje,
correr durante la noche,
entre arroyos y rocas venenosas,
para comprender mejor,
para saber dónde caben tus pies y dónde tus hombros,
quizá el sepulturero te lo pueda explicar mejor.

Puertas traseras
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

Golpean las puertas traseras,
quizá con una pala o con un rastrillo,
mientras miran la foto de sus hijos con el uniforme del ejército,
eran tiempos hermosos,
podías ser rubio en cualquier hospital,
no te preguntaban por tu forma de hablar,
y ahora que abres las puertas te cortan los ojos,
queman los muebles y la alfombra,
la casa se derrite entre cenizas duraderas,
pero antes fue hermoso,
chocabas la copa contra la botella,
los perros engordaban bajo la mesa,
las calles sostenían al sol durante la noche,
no había qué temer,
nada asustaba.

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