lunes, 25 de agosto de 2008

Los hechos paralelos

Locura matinal
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

que clase de personajes asoman por mis ojos,
de qué color son,
cuáles son sus intenciones,
las preguntas son lo de menos,
llegan los brillos del primer sol,
casi ciego todavía,
se desperezan los tejados,
los gatos huyen a sus rincones,
mientras las caras se acumulan,
pasan,
fugaces,
apenas olvidables,
dentro de coches oscuros
o cerrados,
pero caras horribles,
aún somnolientas,
delante del volante,
tratando de sonreír el chiste matutino,
las noticias aterrizan en las esquinas,
todo se abre,
todo se acumula,
se trata de ir acumulándolo todo,
o si no pierdes.

Un encuentro desairado
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

la estúpida vida de las personas termina por esparcirse en las calles,
donde el frío dejó apenas un aliento moribundo,
confiscaban al pensamiento los encantos desanimados del mundo,
una porción de pavimento que desaparecía bajo los pies,
en el centro de una autopista cercenada por buses y camionetas,
el reflejo lejano de un supermercado apagado,
o la palidez de una iglesia en un día distinto al domingo,
se centraba la languidez del oído a recobrar susurros,
más el atrevimiento condujo al encuentro de una joven estudiante,
los ojos del más solitario despertaron ultrajados por el roce,
pues su triste belleza era capaz de desgarrar con un suspiro,
mientras su mirada perdida alentaba pasiones desordenadas,
qué exquisita sensación reproducía la mente a partir de sus labios,
qué insensatez principiaba un imperceptible lunar en una comisura,
la piel de nívea pintura y sus cabellos de castaña claridad
daban cuenta de juventud tan nueva, de frescura y pureza,
todo el cuadro voluptuoso fue pintado en un instante,
se aseguraba la observación de no fugar detalle,
animábase por poco el espíritu en entregarle palabra,
cuando los vitrales de las veredas crujieron con fragor,
se envenenó el aire de polvo y fuegos,
y el edificio empezaba a desmoronarse en fragmentos devastadores.

Los hechos paralelos
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

cada paso que damos lo hace también un pie
ajeno a nuestras preocupaciones,
si nos preocupamos,
los demás actores sencillamente ensayan sus piezas
en otras habitaciones del teatro,
pero los sucesos no se detienen,
crecen y chocan,
se enarbolan en astas sin banderas,
bajo cráneos de vacas degolladas,
van caminando frente a la casa,
paralelamente,
repartiéndose por el mundo
como periódicos de lo cotidiano,
lo que es desconocido,
no sabemos,
quizá nunca sepamos,
o dentro de mil años puedan abrir la botella
y encontrar la salida.

Los relámpagos
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

los relámpagos caen,
saltan desde una cumbre,
se despedazan contra los árboles,
o los brazos de algún pescador,
con su furia de fuego,
arrasan ganados,
si desean,
caen en donde se les antoje,
quizá en una pipa,
tal vez en un piercing de ombligo
o en el botón "mute" del control remoto,
así que las cosas deben estar bien calculadas,
habrá que cambiar de canal
si la programación no convence,
habrá que fumarse el tabaco
si se abandonó el vicio
y lamer ese ombligo,
si la situación es comprometedora e ilegal.

Caminar
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

mantener el equilibrio sobre la avalancha más salvaje
o la estampida de los rinocerontes,
arrojarse al precipicio desde el último vagón del tren,
escapar apenas de la seducción de espías rusas,
llenarse cada vez de emociones más fuertes e inesperadas,
vivir constantemente en peligro,
tener amistades en los círculos más peligrosos del poder,
asaltar un banco rural a cara descubierta,
traficar automóviles lujosos
y corromper a la hija de un eclesiástico,
conseguir todos los placeres errados,
embriagarse de corrupción moral,
o realizar una caminata liviana
por el centro del pueblo.

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