martes, 26 de agosto de 2008

Colección de demencias

Colección de demencias
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

tengo una aventura con una joven,
estamos precipitándonos.
nos conocemos,
nos amamos,
nos engañamos,
nos morimos.
estalla una rueda del coche,
la ruta no puede contenernos.
estrenas un vestido nuevo,
durante la fiesta más grotesca.
suena el teléfono en la casa abandonada.
la ceremonia termina sin luces.
tengo malos recuerdos.

El pájaro y el oso
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

el pájaro no sabe que es pájaro,
así como el oso desconoce que es oso.
deberíamos estar confundidos
cuando vamos recorriendo momentos.
no saber definir lo que sucede dentro de nosotros.
comenzar a ser invadidos por una angustia extraña.
un sentimiento intruso,
inesperado,
que nos embosca en cualquier distracción,
tristeza
o felicidad,
llanto
o risa.
no sabemos cuán felices estamos siendo.
no conocemos el mapa.
las migajas de dolor que nos engañan.
nadie está preparado para lo que vendrá,
para un billete de lotería
o un choque de autos.

Las ratas
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

la otra noche las ratas en el techo me despertaron,
estaban mordisqueando a su víctima,
su bocado,
un trozo de algo robado,
se oían los ruidos en el tejado con angustiante violencia,
ya no pude dormir,
hubiera deseado una tormenta
que repentinamente llegase a este sitio
y barriese a todas las miserables alimañas
que salen por las noches,
que hacen daño al sueño para sus provechos sádicos,
muchas veces me quedé despierto hasta tarde,
es un buen momento,
es puro el silencio,
por un rato el mundo parece detenido para coronarte,
elevarte sobre los huesos agonizantes,
para poco después crear traidores a tus espaldas,
que crecen junto al sol con sus puñaladas asesinas,
así termina tu breve e inútil reinado,
el día es nuevo y las ratas regresan a sus agujeros.

Los fantasmas
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

se repiten las apariciones,
hay noches de espanto,
por las ventanas vienen,
se quedan mirando,
sus ojos están vacíos,
sus cabezas apretadas,
esas voces que emiten
y que nadie puede escuchar,
tiemblan los vidrios,
los tejados parecen resbalar del techo,
donde sea que mire es tan oscuro,
la puerta se abre,
entra el viento,
escalofríos llenan la habitación,
es una situación incómoda.

Liliputienses inmorales
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]

largos y agónicos suspiros
se desprenden en el aire,
en un campo de cíclopes derribados,
los jadeos de tristeza
nos agobian,
vamos empequeñeciendo
dentro de nuestras almas,
va muriendo este planeta,
su piel empalidece
como la sombra de una nube que pasa,
se desangra fuera de este cielo,
pero los millares de sogas no se desatan,
siguen apresando los brazos y senos,
sellando su rigor en la piel,
los ojos cerrados, apretados,
deseando en plegarias aberrantes
que se torne la vasta tormenta,
que inunde las montañas
durante cuatrocientos años,
y el diluvio nos redimirá de estos espíritus,
vagando en los confines
de elefantales nebulosas de destierro.

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