sábado, 26 de julio de 2008

Desde nosotros hasta el infinito

Aroma de sangre
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Llegué tarde al banquete
la fiesta ya terminó
me quedé fuera de tu amor
lejos de mi propio personaje
fría noche que retienes
un lugar vacío de cosas rotas
una voz insignificante
tan insignificante
dentro de mí que desaparece
un momento para evitarte para siempre
huir de tu deseo que no existe
incendiarme en la lujuria de alguien
encerrado en los gestos de alguien
ahora yo soy el impostor
te llevaste mis labios
la envidia de ser feliz
de entregarte a quienes no te necesitaban
en el aire ya no te percibo
desapareciste de mi anhelo
morí cuando me mataste
te maté.

Destello
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Voy a saltar en la siguiente esquina,
los ruegos de la niña que mueren en el silencio
cuando la oscuridad llega a su corazón
y es herida por un mundo despiadado
no se puede mover bajo la presión
no puede huir porque se siente débil
en sus venas muere lentamente la ternura
su espíritu es saqueado por crueles sueños
pero la luz no llega entre las tablas
tan sólo el frío de la noche
mientras se derrumba su vida en sus manos
se escapa a través de su piel
es tan inmenso el pesar
que continuamente se hunde en un llanto interior
allí donde fecunda una rabia impotente
no es vista y quizá no sea salvada,
salté.

Impulso decisivo
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Llegó la hora de entregarse a ciegas al amor
de seguir libremente los impulsos del corazón
ir detrás de las señas que muestren los amantes
ahora que el agua empieza a mojar los pies
que la alfombra de la banda yace húmeda
en medio de los cables e instrumentos estropeados
es el momento de escuchar el crujido de los ríos
de las ventanas que se rompen con la corriente
y arrastra puertas
mientras los coches flotan entre las canoas
y en la oscuridad brotan penas
se desfallece y la salida queda bloqueada.

Calma matinal
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Todo este tiempo nos devolvió la calma
pudimos esperar el final de la catástrofe
envueltos en húmedas frazadas sobre el techo
contemplando el brote del amanecer bajo las aguas
a las líneas que se mueven sobre la superficie
que se cortan que giran y se vuelven ligeras
el guiño violento del sol en sus reflejos
devolviendo la angustia escondida por la noche
la calma nos ha arrastrado sobre la corriente
cabalgando sobre una ciudad inundada
hasta las puertas del mar
donde el cuerpo se mece por el suave oleaje
agitado a veces por el picoteo de las pirañas.

Desde nosotros hasta el infinito
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Hablas tan suavemente
que tus palabras se pierden en las olas
el mar regresa dormido hasta la costa
la tarde sacrifica su juventud
la playa parece infinita
se extiende hasta el desierto,
nos refugiamos en la piel
con nuestras fuerzas que ceden a la calma
tus cabellos se pierden en la arena
nuestras miradas se debilitan ante el sueño
nos fuimos convirtiendo en una solitaria sombra
bajo el cielo que parecía infinito
extendiéndose hacia el universo.

Un ruego
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Oh, Señor, ¿puedes comprarme un litro de gasolina?
¿podrías sembrar un pozo petrolero bajo mi casa?
¿Cederme un ejército para gobernar algún país?
Este desarraigo que comienza en la parte oscura
esa idea en el balcón del piso 18,
me preguntaba por qué no salté;
hay un cuchillo afilado debajo del sueño
un gesto indiferente que recorre al público.
Oh, querida, ¿puedes mostrarme alguna medicina?
¿intentas explicarme por qué hace falta tanto amor?
Empecé a volverme peligroso cuando el cielo cargado
efectuó un disparo accidental
el mensaje de socorro llegó distorsionado
las venas se agitan como serpientes en los brazos
escupen la sangre envenenada.
Oh, ¿para qué brotaron todos esos sentimientos en el alma?

Cenizas
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Cómo será cuando la humanidad esté muerta,
cuando las ciudades desaparezcan en el vacío,
sople el viento solitario sobre los escombros,
los cielos trágicos se eleven por encima del silencio,
cómo será cuando el arte sea obsoleto,
los libros se pudran a través de los milenios,
cuando nuestras penas se conviertan en vulgaridades,
en insignificantes remordimientos de polvo.

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