lunes, 26 de noviembre de 2007

is poemas?

"Siempre se han cometido errores, pero los errores más grandes son los poemas que uno ha escrito"
Tristan Tzara, "Siete manifiestos Dada"



Intenciones desnudadas
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Por las noches las almas se deshacen de sus sombras,
entonces crece en ellas una enfurecida lujuria,
me quedo entonces atrapado entre infinitas caricias
¿Te he visto antes? ¿Me conoces de día?
el fuego de tu piel, la locura de tus labios,
quiero descubrirte la hoguera que llevas dentro,
cierra los ojos, te besaré como mil demonios,
te estoy atrapando en una danza infernal,
ese sonido decadente de la demencia excitada
está encerrándonos juntos en un atrevido instante,
el deseo desesperado quema a tu débil existencia,
te ayudo a descender a universos en llamas,
estoy besándote tu cuello, encendiéndote más,
tus manos angustiadas no encuentran al mundo,
porque ascendimos a cielos ardientes sin fin
estás siendo poseída por una pesadilla abrasadora
de la que ya no podrás volver jamás.

Despiadadas fantasías
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Una mañana te encontré dormida junto a mí,
sorprendido, me quedé mirándote horas,
quise tocarte, pero mi asombro fue superior.
Admiré tus párpados pálidos y sus finas pestañas,
imaginando la dulzura infinita de tus sueños,
sentí tu suave cabello disperso entre las sábanas,
tu rostro resplandecía de puro y cálido encanto,
esa pequeña nariz como tallada en marfil divino,
esas mejillas tersas y sonrosadas, como de nuevas rosas
y tu boquita risueña, ¡qué pasión por besarte!
Continuaba apreciándote con ingenua prudencia,
sin saber que naufragaba más y más en tu hermosura.
Tus manos se trenzaban suaves cerca de tu faz,
con la mirada seguí tus brazos y llegué a tus hombros,
recorrí tu cuello, hasta encontrarme en tu menudo pecho.
Tantas exquisiteces me estabas ofreciendo a mis ojos,
que un delirio desmedido me impulsó a abrazarte...
Mi deseo de tenerte conmigo para siempre es intenso,
que por locura te quito de mis fantasías despiadadas,
para acomodarte en mi lecho, tierna e inocente.

Una noche fuera de la decencia
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Las luces apuñalan mis ojos hundidos, en una nube de humos y polvos, en medio de una orgía de vicios oscuros, las muñecas llenas de vendas ensangrentadas, los vasos rotos con mezclas de alcohol, no encuentro mis pies debajo de la mesa sucia, no escucho los gritos de violación, la música ruidosa ahoga al resto del mundo, no puedo huir de esa angustiosa situación, esas sonrisas nerviosas que cada tanto aterrizan, unos cuerpos destruidos a un costado de la pared, veo televisores en el techo, con sus señales proféticas, estoy en un bar endemoniado, debería perder el control, dejarme llevar por lo bajo, maldita sea.

Encuentro con una muchacha sexy
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
La oscuridad no se detiene, rasgó mi miserable camisa, desgarró la piel de mi pecho, se hundió en mi corazón como una puñalada casera, de repente me sentí horrible, quería derrumbarme sobre el asqueroso piso, ahora da vueltas el mundo a partir de mi mente, mira lo que hago con tu amor, le voy a fracturar el pescuezo, no puedes atraparme tan fácil, voy a escupirte en la cara, aplastar la colilla del cigarro con el talón, tengo mi cicatriz tan demencial, mi cabeza parece un monedero, pero es mi mente salvaje, el gas noble, estoy diciendo atrocidades, toma mi boca, bésame si quieres, o te morderé los labios, tratemos de que sea sólo una aventura, una relación casual, porque estoy prohibido de ser tuyo, intentas ser demasiado traviesa, hundes tu mano en mis pulmones, pero no podrás quitarme mi oscuridad, he decidido devorarte.

Hospedaje en un extraño sitio
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Un viento muy deprimente me trajo hasta tu cuarto, tengo en mis manos un extraño polvo, me siguieron unas pocas ratas, malditas sobrevivientes de la peste, no comprendo tu amabilidad, me besas los pies y me mojas la cabeza con vinagre, esa actitud tuya es esquizofrénica, me estás dejando meterme en tu mundo, no comprendo tu lenguaje, estoy dentro y cierras la puerta, tan profundamente me ahogo en tu sangre, ¿no ves que soy un forastero? No tengo dinero, ni tengo fama, sólo estas espinas clavadas en mi ropa desgastada, en tu mirada veo una seducción inmediata, creo que te visita poca gente por estos lares.

El suicidio de tu redentor
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Ya no puedo salvarte,
no puedo bajar hasta el pozo,
ni poner mis pies en el lodo;
me cuesta volver a crucificarme,
me será difícil sudar sangre,
ya no puedo sacrificarme por ti
porque estoy condenado por mí mismo,
un fuego interno devora mis entrañas,
tengo grillas que me ahogan
en la profundidad de muchas noches;
tus lágrimas no me pueden absolver,
siquiera tus rezos alivian mi pena.
Ya no soy tu ángel protector,
mi voz ya no puede animarte,
estoy en mi peor momento
y la muerte no es suficiente,
debo caminar todo mi pasado,
tendré que sobrevivir a mi eternidad,
desearía poder llevarte conmigo
pero este infierno fue creado sólo para mí.

El exorcismo de las horas más oscuras
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
La rosada sonrisa de un amanecer extraño
emerge como una fugaz llama invisible
que va incendiando lentamente al cielo,
deshaciendo el vestido de la noche nublada;
la intensa luz va llenando la pradera,
haciendo que las sombras se oculten tras las espaldas;
se acerca para besar tus pies, ceremoniosa.
Las terribles tormentas que reinaban,
que imponían perversas oscuridades y miedo,
que destrozaban la calma con rabia incontenible;
ya no están aquí, se estrangularon en el horizonte.
La delicada mañana te besa el pálido rostro,
todavía estás yaciendo sobre el pastizal azul,
tus mejillas se llenan de color, te ves esplendorosa,
mientras un suave murmullo se posa en tus ojos,
aún escondidos en sueños lejanos y silenciosos.
Si al menos supiera tu nombre, pudiera llamarte,
despertarte cuidadosamente para empezar el día contigo
y quedarme a tu lado hasta que la eternidad nos separe.
Pero sólo estoy de paso, en un viaje sin sentido.

No me introduzcas en tu paraíso *
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Mi alma reboza de placentera estadía en tu corazón,
paseo por la campiña reluciente de suave césped,
con coloridas florecillas dispersadas con afiebrada pasión,
un cielo perfecto, tan apacible, cautiva a tal huésped;
la brisa fresca inunda el jardín con aromas exquisitos,
y alegres avecillas trinan entusiasmadas en los árboles.
Un manantial de claridad seductora brilla a la vista,
reposan en su lecho leve pequeñas rocas lizas;
me siento compungido por tanta dulce magnificencia,
el candor de tus sentimientos, la belleza de tu inocencia.
El paraíso que me ofreces no se merece de mi intrusión,
ojalá te des cuenta y pronto me eches a patadas de tu corazón.
* (soy el menos indicado!!!)

Después de la noche de los cadáveres resucitados
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Todo el tiempo pienso en vos,
siento que te estoy perdiendo
cuando pasa otro día sin que te vea,
por la noches mi corazón es débil
en medio de la oscuridad que me rodea
me atrapa un dolor por tu ausencia,
estoy perdido en la ciudad de los muertos,
camino por las calles desiertas,
miro todas esas ventanas quebradas
buscando a imaginarios sobrevivientes;
los sepulcros aparecen tan vacíos,
huyeron todos los muertos vivientes
ya lejos de este pueblo acabado,
un frío recorre mi frágil sombra,
cómo quisiera poner fin a mi pesadilla,
encontrarte pronto, quizá ahora.

Introspectivo (modestia aparte, of course)
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Me doy cuenta de que nadie me importa,
ahora que estoy al borde de un oscuro abismo,
yo estoy cayendo en un hoyo de locura y santidad,
voy sepultando todas mis contradicciones,
perdiendo el control a través del pecado,
todos mis temores se mutan en cuervos siniestros
que me rodean, mudos y ciegos,
atrapado me siento en mi propio desierto,
un infinito yermo de polvo y tristeza,
sin senderos ni siquiera yerba muerta,
sí llega hasta mí un viento diabólico,
que me golpea con sus voces confusas,
repugnantes pensamientos acuden imprecisos,
que convierten mi mente en un revólver,
y la furia se dispara con atroz velocidad,
apuntando como blanco a la vida feliz.

Una tormenta de caos psicológico
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
El campo abierto es el mejor sitio para batallas imaginarias,
mirando hacia el horizonte, hacia lejanas montañas invisibles,
en dirección a imperios inmensos y de imperfecta ficción,
puedo ver al más poderoso ejército en pie, contra mí,
una temible mancha oscura que crece con odio desmesurado,
la tormenta muestra sus dientes de sombras enfurecidas,
y brillan relámpagos de demencia sostenida, absoluta,
la bestia gigantesca se acerca mordiendo la tierra,
va demoliendo las pequeñas cabañas a su paso ruidoso,
arranca árboles y los pulveriza entre dos dedos,
a medida que se acerca deja mucha sangre derramada,
los lamentos se ciñen a su áspera piel, ácida piel,
el llanto y el dolor se ahogan dentro de sus manos,
un rugido atómico arrasa todas las demás poblaciones,
dejando a innumerables víctimas esparcidas entre el lodo;
por todo lo cual yo me siento culpable,
abro la puerta y ciño al pecho una escopeta,
miro a los deformes ojos de la bestia inmensurable,
y prometo luchar con todas mis necias fuerzas,
porque mucho lamentaría, con el alma abatida,
que detrás de tan destructiva sombra de rabia
estuviera esperándome un mundo mucho mejor.

La fragilidad de la destrucción
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Una joven iba caminando por un sendero frío,
su pálido rostro daba señas de mucha infelicidad,
huellas de interminables lágrimas podían descubrirse,
su voz muda flotaba en torno a su pequeña figura,
como un grito fantasmal de desesperación,
su miraba estaba perdida en un tiempo imposible,
pero a pesar de tanto abatimiento interpretado,
ella poseía una sonrisa muerta, extraviada,
una pasión aprisionada dentro de su alma,
yo la conocía cómo nadie detrás de su imagen,
porque todavía puedo leer los mensajes secretos,
encontré en su corazón un dolor infinito,
a pesar de que no me hubiera cruzado palabra,
la joven era tan hermosa y aún breve en vida,
era una tempestad furiosa, incontenible,
un tornado de rabia y destrucción impasible,
todas las cosas que tocaba se rompían,
las personas que se acercaban eran destrozadas,
nada parecía devolverle su mundo perdido,
porque ella poseía un talento misterioso,
que se había distorsionado por la locura imperdonable,
y sin embargo, era tan frágil, era tan triste,
porque era una víctima del dolor,
una vida apuñalada por el amor puro,
desolada por la insatisfacción de vivirlo,
entonces cerré los ojos y esperé que se fuera.

Criminal {análisis emocional de un, }
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Los ojos verdes me incitan a la violencia,
los labios suaves me mueven a actos de locura,
también las voces dulces me destripan,
los abrazos apasionados, los gestos de ternura,
las cartas selladas con besos y fragancias,
la simpleza de una emoción contemplada,
el fuego desgarrador de una caricia,
todas esas cosillas me hacen criminal,
me llevan a eventos incomprensibles,
saqueo tiendas de electrodomésticos,
asalto joyerías sin el rostro cubierto,
golpeo brutalmente a desconocidos, frente a bares despoblados,
mis manos están llenas de sangre y suciedad,
tengo bajo las uñas el olor de los bajos instintos,
estoy desesperado porque nada funciona conmigo,
ni siquiera pueden atraparme los detectives,
escapo de todas las redes policiacas con facilidad,
ya no comprendo si me siento mal o no,
la culpa no me tortura, nada tiene sentido,
sólo puedo llegar a una conclusión única:
soy incompatible con el sentimentalismo.

Teoría para los que trasnochan
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Resulta curioso cómo por las noches
suenan agradables algunas canciones
que son aburridas durante el día,
Es notable cómo por las noches
las personas se sienten tentadas
por vicios más crueles,
Se destaca el que cada noche
el virtuosismo desenfrenado
se apodere mejor de algunos;
Las noches son largas y vacías,
brilla mejor la soledad eterna,
se buscan puertas: están cerradas,
de pronto hay ventanas abiertas,
pero las almas están abandonadas,
Ni el abrazo más lujurioso es real,
los besos tienen sabor infiel,
nadie sabe qué es lo que busca,
solamente vagan por las noches,
sin darse cuenta, cegados por sus ojos,
Cuando llegan esos momentos oscuros
siento que necesito destruir todo
lo que edifiqué durante el día
para despertar cada mañana
rodeado por las ruinas,
verme arrojado entre escombros,
derrotado por mi peor habilidad.
Todo lo que escribo por las noches,
aparece destrozado junto al alba.

El doble sentido de La sanguijuela
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
La sanguijuela en el cerebro
me consume, me absorbe,
mastica mi mente minuciosamente,
sus dientes roen apenas, sin pausa,
mis mejores ideas la alimentan,
voy desgastándome muy pronto,
sus mordidas espinosas duelen,
me descompongo, sufro horriblemente,
pido la muerte, busco un escape trágico,
mi mirada se nubla y huyo del suelo;
pero encontré un arma, una droga de fuego,
puedo combatir a la maldita sanguijuela,
puedo hacerle bastante daño también,
hacerla descender al infierno voraz;
bebo todas las horas el elixir patético,
me encuentro poseído por sus efectos,
siento que estoy libre de mí mismo,
alejado de las garras de la maldita sanguijuela.

El tarro de azúcar de unos millonarios
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
En la cocina de una casa exquisita,
sobre una repisa brillante y elevada,
vi un frasco muy singular,
un tarro de cristal blanco,
transparente,
teñido de claridad,
con una tapa verde,
leve,
en el frasco se guarda azúcar,
muy refinada;
pero el lujo tiene sus impurezas,
el tarro de azúcar tiene un intruso,
una cucaracha muerta,
el cadáver paralizado del insecto,
que posa espeluznante,
sepultado en el mar de granillos;
pero puedo verlo nítidamente,
su disecado pellejo aplastado contra el fino vidrio,
con sus patitas quebradizas,
flotando dentro del azúcar,
como un espectro cruel;
la señorita bajó el tarro con cuidado,
lo colocó en un extremo de la bandeja,
luego llevó la merienda a un comedor,
donde aguardaba una noble anfitriona;
la dama,
sonriente y artificial,
se sirvió dos cucharitas,
sin mirar,
y endulzó el té en una tacita.

El sábado que fui al cine a ver una película taiwanesa
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Ayer llovía copiosamente,
las nubes eran gigantes que pasaban por los cielos
como si fuera una manada de elefantes hambrientos,
y la gente huía desesperada,
enredándose entre sus piernas acuosas,
apenas rescatadas de morir aplastadas.
Las calles se anegaron en pocos segundos,
se convirtieron en ríos caudalosos,
y los autos eran conducidos
hacia una catarata estruendosa hacia el final de la ciudad.
Los truenos retumbaron poderosos,
fueron una banda sonora irrepetible,
y también caían los rayos relucientes,
escupidos con rabia contra el rostro de la tierra,
incinerando su piel con una cicatriz humeante.
Llovió toda la tarde,
me quedé atrapado en una oscura sala de cine,
y mucha gente habrá muerto de melancolía.

Message (Ping timeout)
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Un mensaje para mi chica:
si alguna vez llegas a casa,
simplemente empuja la puerta,
sube las escaleras, nadie estará,
observa mi habitación en caos,
siéntate al borde de mi cama,
no arregles nada, nada sirve,
no abras ninguna ventana,
tampoco levantes nada del suelo,
podés revisar mis libros,
bajo mi almohada está mi diario,
si querés, desentraña algunos secretos,
todo está escrito para vos,
cada palabra está esperándote,
podés quedarte a vivir allí,
porque ese sitio ha quedado atrás,
quizá yo nunca vuelva,
porque estoy en un nuevo viaje,
tan lejos posible,
huyendo de algo que no comprendo,
acosado por misteriosas apariciones,
fragmentos de mí mismo
esparcidos en el largo camino que debo seguir.

Guía para pervertir doncellas *
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Paseando entre las multitudes en plazas, mercados y estadios,
recorriendo ciudades, pueblos y aldeas,
visitando cenas, bailes y concursos de belleza,
estuve buscando a alguien a quien corromper,
me perdí en viajes en barcos ilegales,
me escondí entre tantas escuelas desconocidas,
hasta compartí domingos con familias extrañas,
continuando en mi búsqueda despiadada,
necesito a alguien muy especial a quien seducir,
una pequeña traviesa e inocente, quizá,
alguien con un talento especial,
con una sensibilidad escasamente habitual,
quisiera introducirla a todos los vicios,
abrirle el camino hacia un campo oscuro,
mostrarle todos los espejos de la perversidad,
espero a una discípula dotada de ingenuidad,
una página en blanco y fascinante,
en donde escribir unas infames líneas,
jajaja, me río de mi propio propósito,
porque estoy buscando a alguien como yo.

El paraíso Kamikaze Sound
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
El amor, el amor, el amor,
cuánta gente está intentando fugarse,
quitarse las cadenas apretadas,
mientras otra gente está perdida,
buscando debajo de las piedras,
preguntando por todas partes,
unos pretenden lo que otros detestan,
pero nadie escapa de esa maldición;
El amor, el amor, el amor,
y sin embargo es tan idéntico al dolor,
tienen las mismas fuerzas,
pero no se sabe cuál es más destructivo,
no logro definir nada con precisión,
llevo un pañuelo ceñido en la frente,
mientras caigo en picada suicida,
voy a morir matando!

Me gustaría besarte sin compromiso alguno
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Extiendo los brazos bajo una lluvia de mentiras,
caen las frías gotas sobre mi cabeza,
me empapan todos esos rumores desalmados,
y a mis pies se forma un lodo de presunciones.
Te estoy esperando en medio de la inclemencia,
afinando el oído para percibir tus pasos,
y cuando me estaba desconsolando
apareciste con tu figura mágica,
fuiste acercándote con lenta prisa,
tu cuerpo mostraba sus delicadas formas,
debajo de tus vestidos resplandecientes,
mojados por la llovizna pertinaz,
no pasaron tantas estaciones,
hasta que me abrazaste en el centro de la tormenta,
y sentí tu beso vivaz,
un beso profundamente traicionero.

La vida es elegante
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
La gente moderna está frustrada,
se echan en la calle, cabizbajos,
arrastrado sus maletines por las veredas,
conducen sus automóviles grises
por cientos de carreteras miserables,
abatidas por el tráfico embotellado,
semáforos rotos los detienen,
se miran, entonces, entre todos ellos,
y sienten repugnancia por los demás,
se miran, entonces, al espejo retrovisor
y se encuentran vestidos como los otros,
unos chicos se arrojan desde el puente,
la llamarada emerge de edificios viejos,
disparos suenan a pocas cuadras,
con griteríos bañados en palabrotas,
irreproducibles para ciertos diarios;
pasa el día y la mayoría regresa a casa,
toman pastillas para aliviar la jaqueca,
apagan la luz del dormitorio,
se quedan un rato mirando el techo,
tratando de no atender las sirenas
que vienen y van por el vecindario,
con el tiempo se quedan dormidos.

Lista de necesidades de un miserable náufrago
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Soy una náufrago perdido en un mar de dudas,
sobrevivo en una isla que sólo existe para mí,
las distancias se hacen más largas cada día,
el cielo estrellado es mi techo, la playa mi morada,
me encuentro con las manos vacías,
ninguna pertenencia mía me queda,
todas las voces han sido reemplazadas
por el choque del oleaje contra las rocas,
ni siquiera escucho mi voz,
pero hay días en que la brisa me alcanza
con una tristeza infinita,
entonces creo oír que me llamas,
te busco en el horizonte vacío,
pero no encuentro nada,
era otra simple alucinación,
suelo quebrarme en llantos inútiles,
gritar entre precipicios inexplorados,
siempre derrotado por mis imposibilidades,
porque de todas mis necesidades,
creo que vos sos la única que me podría salvar.

Historia absoluta de una frustración (muy típica en nuestros días)
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Una frase breve dentro de una galleta de la fortuna
me convenció de mi completa estupidez,
podía haber sido otra cosa la que me enseñara
el camino equivocado que había tomado,
pero eso no es lo importante,
me doy cuenta de que pierdo mi tiempo,
me preocupo en vano por cosas pasajeras,
pienso tanto en objetos que no me sirven,
pero nunca detengo mi pensamiento en ti,
vos que tantas veces me sonreíste escondida,
me dijiste secretos con la mirada encendida,
me saludabas de lejos con tu pequeña mano,
cada vez que partía hacia negocios lejanos,
no me di cuenta de tu aprecio,
estuve cegado de tus gestos de ternura,
nunca comprendí tus palabras melodiosas,
mientras te confieso todo esto
te pones a llorar ante mí, con amargura,
tu llanto es inmenso, me duele el alma,
hasta que logras aliviarte y confesarme
que envenenaste la cena que probé
para poner fin a mi ingrata correspondencia
....plop, el comerciante cayó abandonado por el respiro.

Guerra civil en camino
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Todos los años que esperé frente a tu ventana,
esperando alguna señal de esperanza,
cada día que sufría mirando las persianas cerradas,
tantos días de lluvia y frío, de calor y desesperación,
aguardando cada instante que asomaras un momento,
que por fin pusieras fin a mi peregrina espera,
todo se ha desvanecido y he perdido todo,
llegan noticias urgentes del frente de batalla,
poblaciones próximas han sido evacuadas,
muy pronto esta ciudad será invadida,
vendrá el enemigo a imponerse con crudeza,
me encontrarán abatido frente a tu ventana,
con la mirada helada dirigida a tu balcón,
los soldados se burlarán entre ellos,
luego saquearán la ciudad
y prenderán fuego a todas las casas.

Enteramente concentrado en algo útil: tu abrazo
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Quisiera morir en tus brazos, para siempre,
escaparme de esta prisión, huir por el bosque,
acosado por los embravecidos perros,
perseguido por cientos de guardias,
voy a ponerme en carrera, sin descanso alguno,
cruzaré ríos, atravesaré selvas, traspondré montes,
todo sea por verte, amada mía,
porque ya no soporto el dolor, el cansancio
que me produce el tiempo sin poder verte,
haré lo imposible por llegar a tu casa,
porque cuando esté tan cerca,
me hallarán los millares de guardias,
me dispararán millares de veces,
seré herido por la espalda,
pero llegaré hasta tus brazos,
sentiré tu rostro inclinado sobre mi ser,
y me alejaré de esta fantasía llamada vida,
eternamente abrazado por vos.

Playa gris
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Estamos de regreso en la playa gris,
imaginariamente te encuentro de nuevo,
apareces de repente en el aire, como volviendo del pasado,
sonríes con tus juegos malvados, te ves tan bella,
caminando en la orilla del mar,
quisiera congelar el mundo para no perderte,
porque me estoy perdiendo en ti, como un niño,
y el camino que nos toca está cubierto de espinas,
mucha desilusión se esconde detrás de nuestra pasión,
pareces despreocupada, pero algo se quiebra en mi corazón,
soy tan frágil ante tu alma enamorada,
el cielo gris podría incendiarse en cualquier momento,
y me aprisiona el dolor, mi mirada no resiste;
cuando las cenizas de nuestro ficticio amor
sean arrastradas por el mar del olvido,
ya no tendrá sentido para mí este mundo,
las cosas pasarán a mi lado, me sentiré muerto,
engañado por mi destino, por mi vida desolada,
que alguna vez encontró en la tuya una triste promesa,
que ya no existe nunca jamás.

El saboteador
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
El agua estancada y hedionda de la cuneta
me devuelve mi imagen cual espejo profano,
veo una figura desconocida, una mirada oculta,
es la apariencia de un ángel caído y perdido,
disputado por igual por cielo e infierno,
su camino es siempre una cuerda floja
que hace tambalear a débiles de espíritu
y también logra abatir a fuertes de alma,
razón y corazón son aplastados en sus manos,
bien y mal son masticados por sus muelas,
realidad y ficción son enredadas en un palo
con el que golpea las cabezas de los estúpidos;
así, el mundo es un enorme árbol de manzanas,
donde todos pueden caer estruendosamente,
aún los más altivos se estrellan peor,
y el ángel, entre malvado y beneficioso,
impone en su ruta trampas pretenciosas,
clavos de nueve pulgadas enfilados
para recibir a todo aquel que caiga.
El que tenga oído: escuche cómo caen y lloran.

Todavía sin titular *
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
En un atardecer naranja e infinito,
surgieron de tus tímidos suspiros
las aves más hermosas del cielo,
que aleteaban alrededor de tu figura,
anidando entre tus brillantes cabellos,
donde se convirtieron en flores frescas,
para engalanarte como princesa definitiva;
de tu sonrisa pintada con suavidad
nació el leve murmullo de la melodía,
una canción pequeña y tan frágil,
que se tornó en una brisa esplendorosa;
y tus manos se agitaron en ese fino aire
buscando un paraíso para tus juegos de amor,
pretendiendo un jardín inmenso sólo para vos;
pero es en tus ojos dónde me pierdo,
en esos cristalinos espejos de pasión,
en los que me hundo lentamente
hacia interminables mares verdes,
bañados de una paz y profunda claridad;
qué envidia siento de quien pueda, al quererte,
nadar entre tus brazos con sinceridad
para alcanzar esos mares de eterna pureza.
* Estén atentos, apenas se me ocurra, sabrán.

Wow! creo que me gusta esta chica
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Tu hermosura radiante me lleva a imaginar
amaneceres con púrpuras lloviznas
sobre mágicos universos agrestes,
donde tus cabellos flotan como dulces sueños
y tu rosada sonrisa desprende nuevos colores,
nuevas vidas, para cosillas simples y bellas;
tan fascinante como es el brillante rocío,
dispuesto sobre el pétalo de la flor silvestre,
es el fulgor exquisito de tus ojos;
tu grácil mirada es una luz agradable,
que lleva a paseos por senderos enamorados;
los latidos de tu pequeño corazón
fluyen en un arroyo cristalino y puro;
la suave forma de tus hombros,
la frescura de tus mejillas,
tu elegante forma de andar,
la dulzura de tu voz
...todo en ti fue diseñado para desear adorarte.
Un sólo beso tuyo, tan ingenuo y tan cruel,
valdría apenas para enloquecer, desesperadamente,
por descubrir en tu alma, el mundo que no encuentro,
un rincón de poetas ilusionados y héroes apasionados.

nædiæ_mæs_quæ_nædiæ
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
No puedo andar suelto por el mundo solitario,
sin poder satisfacer el deseo de tu corazón,
necesito verte feliz cada pequeño minuto;
mira en derredor, apreciable bien mío,
ya no quedamos más que nosotros
y juntos podemos hacer lo que se nos antoje.

Alta tensión cardiaca
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Estuve buscándote a través del Universo,
grité tu nombre en bares y restaurantes,
hurgué entre las maletas de aeropuerto,
necesitado de aquella señal sobre ti;
giré innumerables vueltas en mi mente,
traje a mi mesa tantas y tantas estaciones,
miré el cielo abierto durante una guerra,
queriendo toparme con tu cálida mirada,
estuve sentado en el atardecer del mar,
prestando atención a los trozos de luz,
alcancé una gota de cielo entre las montañas,
un espejo caído de la bóveda reluciente,
muchos crepúsculos pasaron flotando
dentro de secretas burbujas congeladas,
y una vez revisé miles de cartas ajenas,
pero jamás te encontré, no estabas;
hasta que un día, perdido en un desierto,
con mi coche estacionado y muerto,
al borde de una carretera abandonada,
bajo infinitas columnas metálicas,
reconocí tu figura tan distante,
entonces me di cuenta de tu escondite,
siempre estuviste en mi corazón.

Desprendimiento del blindaje interior del yo soy!
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
Ayer estaba apreciando mi libertad de movimiento, sentí el aire puro en derredor, las paredes de mi prisión demasiado alejadas como para que pudiera verlas, miré en todas las direcciones donde mis pasos pudieran multiplicarse, las distancias interminables de las calles y el campo, los límites estaban ocultos en algún rincón del paisaje, entonces me llegaron los sueños de escape, terribles alucinaciones de boletos gratuitos a cualquier rincón del mundo, despegues en aviones comerciales, embarques en botes inseguros, huidas en bicicletas robadas, y recordé el cartel publicitario: "el mundo se abre paso ante un hombre decidido", claro, las aguas se parten, los cielos descienden, el suelo se hunde en escaleras profundas, dónde sea que lo desee, allí puedo llegar; "Lo mucho se vuelve poco con desear otro poco más" (*), por lo que cada vez que alcance el horizonte, nada evitará que busqué el siguiente, por más que el mundo sea redondo... pero no puedo, yo mismo me detengo, me encierro dentro de mí, cubro mi camino de obligaciones y responsabilidades, me distraigo en rutinas, coloco etiquetas pecaminosas a lo que me otorga placer, mi cárcel es mi propia mente, no me arriesgo a arriesgarme... pero no soy el único.
* Quevedo

Cómo estafar con la mirada
(Carlos Miguel Giménez O.) [cmgo1979@yahoo.com]
tj: [mis ojos] son bien penetrantes, con una sola mirada te podré cautivar...
yo: entonces me gustaría naufragar en la profundidad de tu electrizante mirada.
tj: hazlo que mi mirada cautivadora sabrá cómo hacerte naufragar en mi electrizante alma...

Me gustan los días lluviosos, madrugadas llenas de frías lloviznas, con luces apagadas, apenas el brillo de unas gotas en una ventana superior, me duermo mirando el techo, imaginando que las tejas son transparentes, siento un suspiro profundo en mi pecho, que pasa desapercibido en la melodía embriagante del cielo cayendo, desde alturas invisibles sin paredes, precipicios insondables.
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Me gustan los ojos claros, sin importar el color, los ojos de las doncellas, huidizos y provocativos, ojos de mujeres traviesas, miradas femeninas, clandestinas, unas miradas ardientes que se descubren a pesar de la noche, tan radiantes, con sus palabras exclusivas, traducidas sólo por amantes furtivos, con latidos nuevos de corazón y locuras infinitas por amor.
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Hay días en que la luna brilla con máximo esplendor, son mágicas las sombras a la luz de la bella luna, puedo ver algunas siluetas magníficas y seductoras, puedo sentarme a tu lado, abrazarte por la cintura y estar contigo largas horas, sintiendo la complicidad de una luna rebosante de picardía, siento hundirme en tu fuego de pasión, caer vencido a tus labios, moribundo a tus pies.
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No puedo definir el amor, me cuesta diseñar ambientes y momentos frenéticos, las palabras oportunas huyen de mi vocabulario, las demostraciones de afecto me son muy difíciles, cuando apareces y te entregas a mí, incondicional, me confundo, no encuentro la reacción indicada. Soy cobarde...

La violencia... vidrios que estallan... sangre en las paredes... gritos desesperados... horribles gemidos de dolor... cortaduras filosas... explosiones ruidosas... golpizas brutales... ¿qué son esos momentos en la memoria?
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Una mascarada. Esta es una mascarada. Vos tenés la otra mitad de la verdad... jaja, ¡era una broma!

chau (hay pistas...)


P.D. (oficial): algunos poemas presentados en esta colección han sido dedicados algunas personas, nomás.

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