la
frente caliente y los ojos quemantes
el
sendero recurrente de los sueños
el
camposanto disecado al sol
(la
lentísima y fantasmal bicicleta)
la
poesía toma consciencia del autocomplot
la
pesadilla pretende corporizar su enigma
una
falsa vuelta de escalera que desciende
donde
yo nací hay un pequeño cementerio
que
se sepultaba con las inundaciones
todo
a su alrededor ha cambiado
nuevos
edificios y distintas calles
más
gente nueva y más vehículos
pero
el cementerio sigue igual
con
sus huesos oxidados por las aguas
las
paredes interiores despintadas y húmedas
fotografías
y flores artificiales descoloridas
el
sendero del sueño tampoco ha cambiado
desde
mi tumba nocturna siempre regreso
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