¿y qué somos esta mañana?
simplemente consumidores
simplemente difusores
llenando el público
completando la encuesta
la posibilidad de un salario más
otro cliente
otro paciente
otro lector
qué somos en este día
en el gran muro del efemérides
en millones de páginas de olvido
en millones de álbumes de fotografías
repitiendo los pasos del mañana hacia el ayer
siendo el beso pasajero y superficial
entonces qué seremos mañana
otra torta en que se apagan las velas
una pequeña voz para una canción nueva
un instante en la sucesión de propiedades
un voto
un aplauso
un parpadeo
no quiero que mañana sea el límite
que la hora no sea ese límite
que la distancia no sea el límite
que la mente no me permita avanzar
ni que los clavos de mis zapatos me entierren en este lugar
no quiero que el dinero sea el problema
ni el disenso o la necesidad de protestar
que un menú o un mapa me restrinjan
la lluvia o el miedo a la oscuridad
la sensación de inseguridad o de represión
no quiero que ningún alerta me cierre el mar
o que el amor me prohíba amar
ya no quiero que la bomba sea atómica
ni que el sueño se convierta en pesadilla
finalmente incendiaron toda Alaska
los míseros iglús se derritieron todos
los pingüinos y osos polares se quemaron
un niño en la costa encontró un carguero ruso
otro vio miles de delfines moribundos
entre redes rotas y tambores de petróleo
la carretera fronteriza se hunde en el océano
olas enfurecidas cubren el campo y los patios
flotan pedazos de escuelas e iglesias
le prendieron fuego a Siberia
ardió todo el hielo y toda la nieve
las llamas se expandieron a Groenlandia
tras incendiarse Islandia y Finlandia
el aire se siente pesado para respirar
si llueve fuerte no podremos volar
habrá que elevarse por encima de las nubes
cómo pasa el tiempo y se tarda el invierno
la peor tragedia es siempre la que uno vive
desde la pequeña visión del niño que crece
que atraviesa los cumpleaños y las cicatrices
y no se aprende nada en tan poco tiempo
no terminamos nunca de soñar ni de despertarnos
ni de desvestirnos y ya llueve otra vez
no podemos descansar lo suficiente
tampoco caminar tanto con pocos días
cuando la primavera ya cambió a todas las aves
y ya el mar devoró antiguos mares
hoy nos envuelve un fragmento de otoño
que no te sorprenda si ya no soy el mismo
si vuelvo a no querer crecer más
si decido dejar de vivir como ahora
si dejo todo sin decir nada a nadie
en este día desierto y ruidoso
en que el insomnio me ha desplazado a la rutina
solo para organizar fiestas y elegir obsequios
pagar cuentas e inquietarme ante una cena
leyendo letreros de casas que no podré comprar
pero soñando fuerte y ansiosamente
llevándome a paisajes de vacaciones
haciéndote presente
si empezamos a tener miedo
a creer todo lo que dicen las noticias
a dejar de fumar
de beber
de coger
si destilamos el aspecto vulgar de la poesía
no más poder
ni dinero
ni fama
si elegimos a un nuevo Papa
si abandonamos la leche
la carne
la sal
dejando de cosechar y de sembrar
no mas revoluciones
ni arte
si empezamos a votar en blanco
a abandonar todo seguro
sin casarnos y sin tener hijos
no más deudas
ni préstamos
ni alquileres
si empezamos a dejar de aplaudir
a aceptar como mentira toda mentira
a dejar la gasolina
la televisión y los aeropuertos
no más iglesias
ni zares
ni héroes
no mas cáncer
sin prejuicios
ni preconceptos
sin futuros funestos
adiós a las vanidades
otra vez no tengo nada que decir
lo que debía sentir ya lo sentí
solo me resta negarlo todo
admitir que perdí demasiado
cada época pasó sin efemérides
el trago amargo para dormir
el descubrimiento de un profundo vacío
detrás de las luchas y las ocupaciones
para poder comprar una máscara
para que la nueva moda tenga éxito
y que el que fabrica clavos de ataúd
tenga una solitaria y digna cena
sin pensar en el amor que encierra
no hay alivio
se va la fe
habrá que convivir con el malestar
terminar el día con el mal sabor
con la fractura adentro
saltar los instantes de lucidez
para acecharse en la debilidad
para hundirse en el ardor
habrá que incendiarse prematuramente
convivir con lo que queda
rechazar los sueños nuevos
para mantenerse en la misma noche
la reiteración
centenares de miles de camiones
transportan sellados contenedores de ácido
tras arrasar las calles callejones y carreteras
pueblan centenares de miles de kilómetros
a lo largo de la funesta ribera
donde innumerables embarcaciones
duermen desprolijas
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